… porque ya antes de abrir los ojos, el enfado le hace doler la cabeza que se le llena de todo lo que ha tenido que aguantar en las últimas semanas: los platos que su marido ha dejado encima de la mesa porque ÉL está cansado después de trabajar todo el día – Él…yo no, yo no estoy cansada –, las horas extras no pagadas que el jefe pide como esfuerzo para el bien de la empresa – y luego veo a su mujer que llega a la oficina con unos zapatos que valen 3 veces mi sueldo – , la vecina que habla mal de todos y que en cuanto se da la vuelta, sabes que también habla mal de ella …Todo le vuelve a la mente y la llena de negro y aguantando ese negro tiene que enfrentar otro día callada, y otro mes, y otro año… Siente que explota pero no puede hacerlo porque si explotara, su mundo se vendría abajo…- y entonces ¿qué sería de mí?- Así que sigue, callando y tragando, tragando y callando…y la cabeza le explota de las palabras no dichas, de los enfados no expresados, de todo…de TODO…
María ya no sabe que está premenstrual…
si no fuera porque lleva un diario que se lo anuncia. Su cabeza ya no se llena de palabras no dichas porque las DICE en cuanto llegan a su cabeza y ya no deja que se le acumulen, y que se multipliquen, y que la ahoguen … Ha hablado con su marido y le ha enseñado hasta a poner el lavavajillas, ha cambiado de trabajo y ha encontrado una empresa que la respeta y respeta sus horarios y sus necesidades …y respeto a la vecina … ha aprendido a no decirle nada más que buenos días y buenas tardes – y qué diga y piense lo que quiere, a mí ya no me importa –
María ya no se enfada en premenstrual porque ha entendido que ese enfado es dañino en PRIMER LUGAR para ella misma, María no ha hecho nada especial, «solo» ha aprendido a manejar sus emociones, a tener en cuenta sus cambios.
